La basura ha sido hasta ahora para nosotros una tragedia, cuando en muchos otros países es una fuente de riqueza al transformarla de múltiples maneras. Ella puede ser energía, abono orgánico y reciclaje.
Durante mucho tiempo en los campos fue alimento para la crianza de cerdos. Los vecinos guardaban los desperdicios para quien los requería para ser aprovechados.
Tenemos vertederos a cielo abierto que resultan un dolor de cabeza para la higiene, para la salud y para el panorama visual. Este país está sucio por todas partes, con la esperanza de que logremos cambiar positivamente ese panorama gravoso.
Creemos que nos falta la firme convicción de que la basura es riqueza para decidirnos a aprovecharla.
Editorial del 21 de julio del 2017
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